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Segunda nostalgia: Curry del amor y de la pérdida o mal llamado curry malayo de pollo

  • J.P.
  • 5 oct 2016
  • 4 Min. de lectura

1 cebolla mediana

3 dientes de ajo grandes

2 ajíes limo, mochero o tailandés o cualquier ají picante que no sea mirasol o panca

1 pedazo de kion o jengibre fresco pelado de unas 3 x 1 pulgada (si no tienes centímetro del tamaño de tus dos dedos pulgares)

2 tallos gruesos de hierbaluisa, corta la parte verde y quédate con el tallo de color blanquecino (si los tallos son muy delgados usa 3)

4 cucharaditas de turmeric (en inglés) o cúrcuma (en español) en polvo

1 cucharada sopera de blachan o bagoong alamang 1

1/4 taza de aceite vegetal

Mete todo lo anterior a una licuadora hasta que se vuelva una pasta homogénea

Prepara un caldo de pollo. Si lo quieres hacer bien, te compras tu pollo, le quitas el pellejo y usas las patas, pescuezo, mollejas, le añades un apio, una cebolla y una zanahoria, un poquito de sal y lo hierves bien hasta que todo esté cocido, vas sacando la grasa que se queda en la superficie y luego lo cuelas bien. Si no tienes tiempo, paciencia o estas medio misio ¡no importa ! Usas un cubito de pollo y preparas un caldo falso pero efectivo. Lo guardas.

1 lata de leche de coco 2. También se vende de leche de coco en polvo (hay hasta de la marca Maggi-Nestlé) que mezclas con agua y la haces más o menos espesa.

Un par de pechugas de pollo con hueso (rinde para cuatro); puedes también usar encuentros y piernas o un pollo completo troceado a tu gusto. Te recomiendo sacarle el pellejo.

Pequeño ramo de cilantro o culantro, picado bien fino

Jugo de un limón

Colocas en una olla grande la pasta de curry; como ya tiene aceite no requieres añadir más. A fuego mediano empiezas a saltear la pasta, te darás cuenta que empieza a cambiar de color y se vuelve un poco más oscura. Cuando empiece a cambiar de color añades el pollo y lo sellas con la pasta. Luego añades la leche de coco. Revuelves bien hasta que se vuelva un líquido amarillo homogéneo. Que rompa hervor siempre revolviendo de vez en cuando. Al romper hervor añades suficiente caldo para cubrir el pollo. Déjalo hervir sin tapar para que se consuma un poco. Luego de que se consuma añade una última taza de caldo y ahora sí deja que se consuma un volumen equivalente a dos tazas.

Prueba la sal.

Retíralo del fuego y exprime el jugo de un limón encima.

Se sirve con arroz blanco. El curry tiene una consistencia más bien liquida (y esa es la gracia), lo sirves en un plato sopero con el arroz al fondo y el líquido y la presa encima.

Un consejo para el arroz. Tú arroz blanco lo preparas como quieras, puedes hacer un arroz graneado 2/1 (1 de arroz por 2 de agua) pero la gracia es que añades el resto del tallo de la hierbaluisa , el mismo que cortaste para hacer la pasta de curry. Se lo pones al arroz y lo dejas hervir con eso, le da un aroma excelente. Una vez que coloques el curry sobre el arroz le colocas un poco del cilantro/culantro picado encima y ¡listo !

1 A estas alturas te preguntas, tío JP ¿de que estás hablando? Pues bien, el blachan es una pasta de langostinos fermentada que huele como cuando corriste la maratón, te comiste una cebolla cruda y no te bañaste en una semana -¿entonces para que usar esa cochinada? Porque si bien huele a diablos le da un no se qué muy interesante a la pasta de curry que vas a preparar para hacer este plato. En Filipinas hay una pasta de langostinos llamada bagoong alamang que si bien no es igual al blachan (y a varios tipos, recomiendo la natural, cruda) tiene un olor y sabor fuerte, muy parecido. ¡Tío JP no te pases! ¡no estoy en Asia! -no te preocupes sobrino- lo haces versión criolla nomas, te compras unos 4 langostinos y los licuas enteros con muy poquita agua, para que quede lo más pastoso posible y usas eso.

2 La puedes conseguir en cualquier tienda de productos chinos. Si bien la hacen en Tailandia es ahora un producto muy común. Supongamos que no hay chinos en tu barrio y quieres sí o sí hacer este plato porque estas recontra enamorado(a) o porque te quieres cortar las venas; pues bien te cuento la manera tradicional de hacerlo. Te compras un coco, si, esos cocos peludos y fibrosos de color marrón claro. Lo cortas por la mitad (te recomiendo usar una moto sierra o una comba porque son más duros que tu necedad en no buscar una lata de leche de coco) le sacas la parte blanca (la carne) y la rallas. El coco rallado lo colocas en un recipiente y le añades agua tibia. Lo dejas remojar un momento y luego empiezas a tomar puñados dentro del agua y los estrujas fuerte. Verás que el coco rallado empieza a soltar una sustancia que le cambia el color al agua ( a blanco) y le da un cierto espesor. Cuando te canses de hacer esto tendrás tu leche de coco y te lamentaras no haber buscado la lata.

Otra forma de hacerlo, claramente más fácil si es que no encuentras la dichosa lata es rallar el coco, colocarlo con agua tibia en una licuadora, licuarlo bien y colarlo. Si queda muy aguado recoges lo que quedó en el colador, le añades un poquito más de agua, lo licúas y lo cuelas otra vez.

 
 
 

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